El 27 de enero doce consagradas concluyeron sus ejercicios espirituales de mes, dirigidos por el P. Germán Arana, S.J., junto con la colaboración de Carola Infante.
Las participantes eran de los territorios de Chile, Brasil y México.
Fueron días de silencio, oración y mucha búsqueda de Dios, por medio de la metodología de los ejercicios ignacianos. Ellas nos han compartido cómo esa experiencia ha sido una verdadera escuela de oración, conversión, discernimiento y unión con Cristo; en la que Dios ha conducido a cada una por un camino único y personal.
Algunas de ellas comparten qué se llevan de estos ejercicios:
- Me llevo de los ejercicios, que nuestra vocación alcanza su plenitud cuando se vive a la luz de “la ley de la demasía”, impregnada por el espíritu de las Bienaventuranzas.
- Me llevo de los ejercicios la invitación de vivir con Cristo y como Él. Volver a la esencia de vivir la misma vida de Cristo y así testimoniar al mundo su presencia. ¡Un regalo de Dios!
- Me impresiona como Dios se ha querido comunicar directamente con cada persona y hablarle al corazón para revelar su plan de amor.
- Me llevo la gracia de la libertad del corazón, es decir, teniendo a Dios como fundamento de nuestra vida todo se ordena. Todo gana su espacio, su lugar, su peso. Esa vida en armonía es la vida del amor. Vivir desde Dios y para Dios.
Agradezcamos a Dios por esta gracia y pidamos que sus frutos lleguen también a todo el cuerpo del Regnum Christi.