“Perdónanos nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a todos nuestros deudores”. (Lucas 11:4)
La dificultad para perdonar
No sé tú, pero ha habido momentos en mi vida en los que el perdón ha sido muy difícil de vivir. He logrado llegar a aceptar que puedo perdonar, pero no siempre puedo olvidar. Mi trabajo es canalizar lo que provoca la memoria de estas cosas, hacia la virtud que quiero. Cuando veo que las dificultades para perdonar surgen en mi corazón, me ayuda pensar en otros cuyo ejemplo de perdón para mí es admirable.
Corrie Ten Boom, una mujer de Holanda que vivió en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y luego comenzó hogares para aquellos que necesitaban recuperarse después de la guerra, para los que habían sido encarcelados y los que habían traicionado a sus compatriotas, es un gran ejemplo. Corrie un día se encontró con uno de los soldados que había sido guardia en el campamento en el que ella vivió. Él asistió a una conferencia que ella estaba dando en una iglesia en Alemania y fue a saludarla y estrecharle la mano. A Corrie le supuso un acto muy grande de virtud y amor a Dios incluso el extenderle la mano, pero una vez que sus manos estaban unidas, “en mi corazón surgió un amor… que casi me abrumaba… y así descubrí que no es en nuestro perdón ni en nuestra bondad que se apoya la salud del mundo, sino sobre la Suya. Cuando Él nos dice que amemos a nuestros enemigos, Él nos da, junto con la orden, el amor mismo.” (The Hiding Place, p. 215)
La Misericordia del Perdón
El perdón viene de un corazón misericordioso. Podemos perdonar porque hemos sido perdonados, “porque siendo pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8). Tratar a los demás con la misma misericordia y perdón es una gran exigencia, pero a esto estamos llamados como cristianos, como católicos.
Si no podéis perdonar, pedid la gracia para poder hacerlo. Pedid sin cesar. “Pide y recibirás…” Lucas 11, 9´
La virtud del perdón
Podemos caer fácilmente en sofismas como, “No puedo ir a este o aquel lugar porque esa persona está allí”, o “No estaré con esa gente porque…”. Estás viviendo sin libertad. Sé libre. Deja que tu perdón sea un testimonio. Deja que tu luz brille a través de tu perdón. ¿Es doloroso e incómodo? ¿Te hace sentir avergonzado, incómodo, loco? Eso es algo bueno. Eres normal.
Ahora, responde a esta realidad con la gracia auténtica que se te ha dado. Actuar desde la gracia es a veces una experiencia de certeza y claridad, pero otras veces, es una experiencia de caminar con la fe por una camino que no ves y que atraviesa por un profundo barranco. No verás el camino hasta que des el primer paso, e incluso entonces, es posible que solo veas el siguiente punto de apoyo frente a ti. ¡Sé valiente y avanza! Dios está contigo. ¡Vive para el cielo!
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Nicole Buchholz
Nicole Buchholz es Consagrada del Regnum Christi desde 2001. Ha trabajado apostólicamente en los Estados Unidos, Irlanda y las Filipinas. Actualmente vive con la comunidad de consagradas en Atlanta, Georgia. Tiene experiencia pastoral en colegios, misiones, retiros, campamentos, grupos juveniles y pastoral familiar. |