Cuando estalló la guerra en Ucrania en abril de 2022, el Regnum Christi de España quiso ayudar a los afectados a través de su obra social, la Fundación Altius, y organizó la campaña Dopomoyich (que significa “ayuda” en ucraniano). Además del envío de ayuda de emergencia en un primer momento, se facilitó el traslado de los ucranianos que huían del conflicto y buscaron refugio en España. Junto a otros colaboradores y aliados, Altius proporcionó el transporte, y también después asesoría jurídica, clases de español, atención médica y psicológica… y una casa de acogida para 44 ucranianos.
Se necesitaban manos para colaborar en muchos aspectos, y uno de ellos era acompañar a los refugiados en su nuevo hogar, una casa en Cifuentes (Guadalajara, España), que Hakuna cedió a Altius temporalmente. Las consagradas del Regnum Christi en España recibieron una invitación de su directora territorial, Betty Rivera, a plantear la posibilidad de organizarse en sus estudios y trabajos para poder ayudar en esta casa.
Fabiola Marton y Paty Sánchez se sintieron llamadas a esta misión. “Sentí que Dios puso en mí un deseo muy vivo de ayudar”, recuerda Paty, “todas las puertas se abrieron y, al darme cuenta de que Dios había puesto en mí ese deseo, sentí un gozo al poder responderle, y sabía que era la forma en la que Dios quería que yo ayudara”. Por sus raíces húngaras, y porque había amigos que desde Viena estaban apoyando la causa, Fabiola también sintió el impulso de ayudar.
Y se ofrecieron voluntarias. Durante dos meses vivieron en Cifuentes. Y si la manutención, logística, colaboraciones, voluntarios y financiación de los ucranianos dependía de Altius, el acompañamiento personal a cada uno de los refugiados y a todos ellos como casi una nueva familia, fue responsabilidad de Fabiola y Paty. Su papel: hacer hogar: “Llegaban con temores, inseguros… pero su rostro cambiaba a los tres días. Era impresionante ver que lo que hacíamos ayudaba a que se sintieran cómodos y en casa”, recuerda Paty.
Fabiola explica que el calor humano y el acompañamiento se materializaba en ayuda muy concreta y cotidiana: acompañarlos al hospital o al colegio, hacer la compra, papeleos y burocracias, acoger a los nuevos que llegaban, coordinar a voluntarios que colaboraban: “Dios nos ayudó muchísimo, porque había tantas personas que ofrecían su ayuda… Fue un proyecto de emergencia que se puso en marcha rápido, y que salió adelante por la colaboración y generosidad de la gente: desde la guardia civil, o el alcalde, hasta el panadero del lugar”, asegura.
Se convirtieron en un punto de referencia para recuperar un ritmo de vida, y poco a poco volver a Ucrania o establecerse en España en nuevos hogares. Fabiola, que acompañó a una pareja hasta la frontera en su regreso a Ucrania, también subraya que ha sido bonito responder a sus necesidades espirituales: “De mi parte quedó mucho cariño, amistad, y amor por estas personas y por este pueblo, que está sufriendo mucho”, concluye Fabiola.
La campaña de emergencia de la Fundación Altius concluyó un año después de estallar la guerra con un balance de 6 camiones con 30 palets cada uno, 35.990 kilos de alimento enviados a Ucrania, ropa y enseres de primera necesidad entregados, 1 avión enviado con ayuda humanitaria en colaboración con Keymir, 131.730,71€ destinados íntegramente a la campaña, 170 voluntarios, 2.406 personas atendidas para ser llevadas en autobús, tren o avión a otros países, y la acogida de 44 ucranianos en la casa de Cifuentes.
Sobre Fabiola y Paty
Patricia Sánchez Castro es originaria de Cancún México. Se consagró en el 2023 y actualmente vive en la comunidad de consagradas de La Cota (Madrid, España). Está estudiando Ciencias Religiosas en la Universidad de San Dámaso. Además, ayuda en la secretaría territorial y participa en la parroquia de Nuestra Señora del Silencio en la pastoral del sordo. Ha sido directora del ECYD, instructora de formación y dado clases de religión.
Fabiola Marton, de Kempten i. Allgäu, Alemania, se consagró en el 2018. Actualmente está terminando sus estudios en teología en la universidad San Dámaso y vive en la comunidad de La Cota. Después de consagrarse, fue catequista en una parroquia en Madrid, y estuvo cinco años en Budapest (Hungría) trabajando en el colegio Szent II. János Pál y en el ECYD. Durante sus estudios universitarios, hizo prácticas de Erasmus+ en Viena (Austria), donde trabajó en el centro Juan Pablo II colaborando en diferentes áreas, por ejemplo, en grupos de iniciación cristiana “Alpha”, catequesis y acompañamiento de voluntarios.