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Votos definitivos de Paty Vázquez como Consagrada del Regnum Christi «El Regnum Christi es el lugar donde floreció mi vocación»

Nunca había pensado en dedicar su vida a Dios, hasta que, durante unas misiones siendo colaboradora del Regnum Christi en Medellín, alguien le preguntó si quería ser Consagrada. En ese momento una alarma sonó en su interior y ahí empezó esta gran aventura en la que Dios no ha dejado de enamorarla cada día. Al concluir las etapas de formación inicial Paty emitirá sus votos definitivos en Caracas el próximo 29 de junio de 2024.

Paty emitiendo sus votos temporales

Paty Vázquez nació en Guadalajara, México, el 29 de abril de 1987. Antes de consagrarse estudió administración y finanzas y ejerció su carrera durante siete años en una firma de abogados. Fue colaboradora en Medellín entre 2015 y 2016, año en el que entró candidatado de las Consagradas del Regnum Christi. Hizo sus primeros votos temporales en agosto de 2018. Desde el 2021 ha estado trabajando en la pastoral juvenil del Regnum Christi en Caracas y a partir de octubre continuará con sus estudios de Teología en la Universidad Eclesiástica San Dámaso, en Madrid.

En esta entrevista nos habla de cómo la enamoró Jesús, de lo que significa para ella la vida consagrada y del papel que han jugado su familia y el Regnum Christi en su vocación.

Paty junto a sus papás y sus hermanos Daniel y Gabriela. «Mis papás han sido siempre un ejemplo para mí, de ellos aprendí a vivir mi fe».

¿A unos días de emitir tus votos definitivos, cómo te sientes?

Muy contenta, porque ¡finalmente llega este día! Me da mucha ilusión poder compartir este momento con las personas que me han acompañado durante estos años de prácticas apostólicas en Caracas, y poder decir finalmente a Jesús este sí para toda la vida, que también sé que solo Él puede hacerme capaz de mantener. También con sentimientos encontrados, porque ya estoy despidiéndome de esta gente y esta tierra tan queridas, que han sido un escenario importante en esta historia con Jesús.

¿Cómo conociste a Jesús? ¿Y al Regnum Christi?

A Jesús lo conozco desde siempre. En mi casa siempre estuvo presente, agradezco mucho a mis padres que se encargaron de que Él fuera un miembro más de mi familia. Obviamente, como todo, tuve mis altibajos en la relación con Él, pero siempre ha estado conmigo. Y al Regnum Christi lo conocí por una amiga de la universidad que me invitó a una charla en la sección de jóvenes. Cuando llegué me llamó mucho la atención el ambiente de familia que encontré. Me encantó que convivieran en el mismo lugar jóvenes, sacerdotes, consagradas (aunque sabía muy poco de ellas), y que en el centro estaba Jesús.

 

¿Cómo descubriste tu vocación a la vida consagrada en el Regnum Christi? ¿Cómo fue tu ‘sí’ al Señor?

Fue durante mi año de colaboradora. Yo ya tenía 28 años, no era una colaboradora ordinaria en ese sentido, así que en unas misiones que hicimos en octubre, una misionera me preguntó si yo era colaboradora porque quería ser consagrada, a lo que le respondí que no, porque yo estaba segura de que mi vocación era el matrimonio. Pero cuando dije esto, una alarma sonó en mi interior diciendo: “pero si tú nunca le has preguntado a Dios qué quiere para ti”. Así que volví de esas misiones decidida a preguntarle a Dios cuál era la vocación a la que me había llamado, porque sabía que eso que Él pensó para mí sería lo que me haría feliz. Comencé un discernimiento vocacional y, un tiempo después, durante mis ejercicios espirituales, tuve una gracia muy especial: en un momento de oración frente a Jesús en la Eucaristía, Él me hizo ver todos los momentos de mi vida donde de alguna u otra manera me había estado llamando.

Me di cuenta en ese momento de que Dios había estado ahí, pacientemente, diciéndome de muchas maneras que quería que fuera solo para Él, que quería que fuera su esposa, y yo lo había mandado a la friend zone mucho tiempo, pero ahora estaba ahí, nuevamente pidiéndomelo, y dejándome en libertad para responderle.

Me tomó un poco de tiempo bajarme de la montaña rusa de emociones que tuve en ese momento, hasta que me di cuenta de que Él era a quien mi corazón estaba buscando. Me costaba dar el siguiente paso, porque era algo muy distinto a lo que yo había planeado para mí, así que le pedí que me enamorara… y se lo tomó en serio. Como dice el profeta Oseas, “la llevaré al desierto y le hablaré al corazón”, así fue Jesús conmigo. Se encargó de conquistar mi corazón como yo lo necesitaba, haciéndome capaz de poderle dar ese primer sí que ha ido seguido de otros muchos, del sí de cada día.

¿Cómo reaccionó tu familia y cómo te ha acompañado en este proceso?

Lo recibieron con sorpresa, pero también me apoyaron mucho, y eso me ayudó bastante y lo agradezco muchísimo. Cuando se los conté, me dijeron que si esto era lo que yo pensaba que Dios quería para mí, me apoyaban, y que si en el camino veía que no era eso lo que Dios me pedía, que también me apoyaban. Eso me dio mucha libertad y seguridad, sabiendo que contaba con ellos en cualquier circunstancia. Sé que no fue fácil para ellos, aunque no me lo hacían pesar. Y estoy también muy agradecida con Dios porque ha salido a su encuentro en cada etapa, dándoles las gracias que han ido necesitando y enamorándolos también.

¿En qué te ha servido la formación civil en tu vocación?

Me ha dado muchas herramientas para poder servir a mi comunidad y en el apostolado, tanto los conocimientos concretos como las habilidades desarrolladas, así como la visión que uno adquiere cuando se ha tenido esta práctica profesional. Estoy convencida de que, si Dios me llamó ya habiendo tenido una carrera civil y experiencia laboral, es porque él necesitaba que yo adquiriera esas habilidades para ponerlas al servicio de alguna manera. Así que me alegra mucho cuando puedo ver que esto contribuye en mi vocación y mi misión, directa o indirectamente.

¿Cómo te ves desde que dijiste sí a Dios hasta ahora que vas a emitir tus votos definitivos? ¿Ha cambiado algo en tu vida?

Creo que este tiempo ha sido, sobre todo, de poner cimientos firmes en mi vida y vocación. Al inicio uno vive con muchas ilusiones y también con algunos idealismos, y durante estos años Dios se ha ido encargando de mostrarme que hay cosas que no son tan importantes y me ha ido llevando, cada vez más, a centrarme en lo esencial para vivir con la mirada puesta en Él y con la certeza de que está conmigo siempre. Creo que he tenido muchos aprendizajes, que soy la misma, pero no igual a cuando inicié este camino, y que sigo en camino. Soy consciente de mi fragilidad y también de la fidelidad de Dios, y confío en que Él me sostendrá.

¿Y la familia Regnum Christi qué papel ha jugado en tu vocación?

El Regnum Christi es el lugar donde floreció mi vocación. Antes de conocerlo había participado en otros movimientos dentro de la Iglesia, que ciertamente me aportaron mucho y me ayudaron crecer en mi relación con Dios. Sin embargo, fue aquí donde se despertó esa inquietud de la vocación y donde encontré el espacio para que esa semilla creciera y floreciera. También aquí he encontrado muchas personas que me han acompañado durante este camino de diferentes maneras, que se han convertido en mi familia, que me han ayudado a descubrirme siendo consagrada, de manera especial en mi maternidad espiritual, y que me han llenado el corazón con la certeza de que Dios se hace presente en cada persona que se deja tocar por él.

¿Qué quiere decir que una consagrada tiene una relación esponsal con Jesús? ¿Qué caracteriza esa relación?

Para mí significa esa pertenencia exclusiva a Dios, como dice la esposa del Cantar de los Cantares: “mi amado es para mí y yo soy para mi amado”. Ser de Él por completo, con todo mi afecto, mi razón, mi voluntad y libertad. Y que Él también se ha entregado a mí de la misma manera.

Vivir siendo habitada por Él de tal manera que pueda ser para otros reflejo del amor misericordioso de Dios, y ser instrumento para que puedan encontrarse verdaderamente con Él.

¿Qué le dirías a alguien que está discerniendo si Dios le llama a la vida consagrada?

Le diría: ¡prepárate para vivir una gran aventura! Dios solo quiere lo mejor para ti, ten paciencia y mantente a la escucha de su voz. Confía, él se encarga. Tú solo déjate conducir y enamorar por Él.

En una palabra

Una comida: enchiladas

Un lugar: las playas venezolanas

Una película: el fantasma de la Ópera

Un libro: Los miserables

Una canción: Prometo, de Fonseca.

Un santo: San Juan Pablo II

Un pasaje del Evangelio: Jn 1, 35-39

Un apostolado: Catequesis

México: familia

Venezuela: en el corazón.