Del 7 al 21 de julio de 2024, el centro de consagradas de Caracas fue sede del programa de colaboradoras ECYD en Venezuela, que este año reunió a seis niñas de Barquisimeto y una de Caracas para vivir «dos semanas llenas de aprendizaje, gratitud, servicio y lo más importante, amor de Cristo», como señala Marcela Barazarte, una de las participantes.
El programa arrancó con un tour de santos por la ciudad en el que visitaron los restos de las beatas Madre Carmen Rendiles, Madre Candelaria de San José y el beato José Gregorio Hernández. Y es que la meta a la santidad fue uno de los ejes conductores de todo el verano; las excolaboradoras ECYD del año anterior guiaron varios momentos formativos para leer y comentar la exhortación Gaudete et exultate sobre este llamado que nos hace Jesús.
A lo largo de estos días, las colaboradoras se entregaron con gran alegría y entusiasmo en distintas actividades apostólicas: clausura de NET y Forzza Net con las alumnas del Andes de Caracas; rally de la santidad para alumnos de Mano Amiga La montaña; visita y actividad con niños de una zona vulnerable de la ciudad, visita a la casa de cuidado de religiosas ancianas Salesianas y una mañana de misiones. También, organizaron el triduo de 1ª y 2ª etapa del ECYD, con la temática de la película «Intensamente», en el que participaron 23 niñas de Caracas.
Además, tuvieron la oportunidad de participar en la misa que celebró P. John Connor, director general de los Legionarios de Cristo durante su visita a Caracas y de compartir un almuerzo con él en la casa de las consagradas.
El 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, tuvieron la misa en el Carmelo y compartieron un rato de locutorio con las Carmelitas, quienes las alentaron a buscar siempre a Jesús y mantenerse tomadas de su mano para ser felices. También llevaron a cabo algunos recorridos culturales y dos peregrinaciones: una a Carrizal, para tener un encuentro con La Virgen de las almas consagradas y otra a los Teques, donde se encuentra el milagro Eucarístico y el corazón de la beata María de San José. Allí, a los pies de la Eucaristía hicieron memoria de las experiencias de su verano y lo que Jesús fue haciendo en sus corazones.
«Fue una experiencia maravillosa, donde crecieron mis ganas de amar, seguir y servir a Jesús cada día de mi vida. Jesús se encargó de hacerme saber que sin Él la vida carece de sentido. (…) Ser colaboradora ECYD me transformó la vida» Señaló Victoria Müller, de Caracas.
Para Ana Moriel, encargada del programa en Venezuela, «fueron 15 días de encuentro profundo con el amor de Jesús por cada una de ellas y una oportunidad de transmitir la luz de Jesús con todas las personas con las que se encontraron».
Ser colab ECYD me enseñó a ser una sopa… ¡Sí, una sopa! Ya que me llené de muchas cosas como fe, amor al servir, y lo más importante, me llené del amor de Diosito. Y ¿Qué haré con esa sopa súper llena de cosas hermosas? Bueno, alimentar a las demás personas con ella para que todos puedan sentir el amor de Dios y lo feliz que te hace estar a su lado ayudando a los demás». (Silvana Armas)