Imagen: Regnum Christi España/Hno. Max Nguyen.
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Fe, entrega y renovación en la Iglesia | El servicio de Mari Carmen Ávila en la diócesis de Friburgo

Desde hace más de tres años, Mari Carmen Ávila trabaja en la diócesis de Friburgo, Suiza, desempeñando varios roles, en el acompañamiento a sacerdotes, la prevención de abusos y el gobierno pastoral. Su llegada a Friburgo fue fruto de una invitación directa del obispo, quien, tras conocer su trayectoria de servicio en la Sociedad de Vida Apostólica, Consagradas del Regnum Christi, la llamó para proponerle su incorporación. “Así empezó todo,” cuenta. Pero su papel no tardó en ampliarse, y colabora en proyectos que van desde la prevención de abusos hasta el diseño de un modelo de gobierno sinodal para la diócesis. “Siempre hay algo más en lo que colaborar,” dice con naturalidad. 

Adaptarse a los tiempos sin perder la esencia 

Uno de los temas que Mari Carmen aborda con especial interés es el estado actual de la vida consagrada. Según su experiencia, la clave está en encontrar un equilibrio entre la fidelidad al carisma y la necesidad de adaptarse al mundo actual. “Dios sigue llamando,” reflexiona, “pero también es cierto que muchas personas se van decepcionadas por las experiencias que han vivido en las comunidades. Necesitamos profundizar más en lo que significa vivir los votos, desde una perspectiva humana y espiritual.” 

A pesar de los retos, Mari Carmen ve motivos para la esperanza. En su opinión, el interés por la vida consagrada no ha desaparecido, y quienes responden a la llamada lo hacen con una convicción que es, en sí misma, una señal alentadora. Su deseo es ayudar a que esa llamada sea sostenible y significativa. 

Un cambio necesario en la diócesis 

En Friburgo, Mari Carmen trabaja en proyectos que buscan cambiar la cultura organizativa de la diócesis. Uno de ellos es el acompañamiento cercano a sacerdotes, una tarea que define como fundamental para abordar las dificultades a las que muchos se enfrentan. “No espero a que vengan; voy yo. Puede ser un café, una conversación… lo que haga falta para estar ahí cuando lo necesiten.” 

Otro de sus proyectos es la integración de sacerdotes de diferentes culturas, un tema especialmente relevante en una diócesis donde más de la mitad de los clérigos son de origen africano. Además, trabaja en la implementación de un código de conducta que busca establecer un marco claro para la convivencia y el servicio pastoral. “No se trata de imponer reglas, sino de ayudar a que todos entiendan por qué son necesarias.” 

La sinodalidad como modelo 

De su labor en Friburgo destaca, entre otros, su participación en el gobierno sinodal de la diócesis. Este modelo, que integra a laicos, sacerdotes y religiosos en la toma de decisiones, ha llamado la atención de otras diócesis. Mari Carmen explica que el objetivo es generar una dinámica de trabajo en la que todas las voces cuenten, respetando al mismo tiempo las estructuras canónicas. “Nos reunimos cada semana para abordar los grandes temas desde todas las perspectivas posibles. Es un proceso enriquecedor y necesario.” 

Vivir el carisma 

Mari Carmen ve su trabajo como una forma de vivir plenamente el carisma de Regnum Christi. “Mi misión es salir al encuentro del otro, mostrarle el amor de Dios y acompañarlo en su camino,” resume. Lo dice con humildad y es evidente que este enfoque impregna cada aspecto de su labor. 

Cuando se le pregunta qué es lo que más disfruta de su trabajo, responde sin dudar: el acompañamiento. “Es ahí donde siento que realmente puedo aportar algo. Escuchar, estar presente, ofrecer lo mejor de mí… es una experiencia que no solo ayuda al otro, sino que también me transforma.” 

Una espiritualidad vivida desde la profundidad 

La espiritualidad para Mari Carmen, más allá de un mero conjunto de normas o prácticas, se basa una relación personal con Dios, una amistad que se refleja tanto en su vida diaria como en sus estudios. Su interés por la liturgia, por ejemplo, la llevó a formarse en teología espiritual y liturgia pastoral, siempre buscando entender mejor el significado profundo de los gestos y ritos que configuran la fe cristiana. 

“Para mí, la liturgia condensa nuestra fe. Es mucho más que símbolos; es la expresión viva de lo que creemos,” comenta. Este enfoque práctico y reflexivo es también el que aplica a su trabajo en la diócesis, donde busca integrar lo espiritual con lo operativo de manera coherente. 

Sobre Mari Carmen: 

Mari Carmen Ávila nació en México el 19 de septiembre de 1959, aunque sus raíces son españolas. Su historia es un puente entre culturas y vocaciones. Se consagró a Dios en Regnum Christi el 29 de agosto de 1984, en México. Mari Carmen ha desempeñado múltiples roles a lo largo de su vida consagrada, desde directora de colegios en Roma, Madrid y París, hasta formadora en centros de Monterrey y miembro del gobierno general de su Sociedad de Vida Apostólica. Este recorrido, que abarca casi dos décadas de trabajo en diferentes culturas y contextos, le ha proporcionado una visión profunda y muy completa de las realidades humanas y espirituales. 

“Con el tiempo, he aprendido que todos buscamos lo mismo: ser felices,” explica. Esta comprensión, sencilla en apariencia, es lo que le permite conectar con las personas a las que acompaña en su labor, ya sean sacerdotes, laicos o jóvenes en formación. 

 

Imagen destacada: Regnum Christi España/Hno. Max Nguyen.