Por Celine Kelly
Las consagradas del Regnum Christi estamos celebrando veinte años de presencia en Tierra Santa. Nuestra misión comenzó en Jerusalén y, con el tiempo, se ha extendido también a Magdala (Galilea), donde continuamos ofreciendo nuestro servicio a los peregrinos. Estamos profundamente agradecidas a Dios por el privilegio de vivir en esta tierra bendita. Qué alegría es acompañar a tantos grupos de personas de todo el mundo que vienen en busca del Señor y desean crecer en su vida espiritual.
Después de haber vivido durante años en varios apartamentos de alquiler, sentimos que había llegado el momento de buscar un hogar permanente cerca de Magdala. Necesitábamos un lugar que no solo respondiera a las necesidades de nuestra vida consagrada, sino que también nos permitiera acoger mejor a quienes acompañamos espiritualmente. Era muy importante para nosotras contar con un espacio donde poder orar, renovarnos y servir con mayor entrega.
Uno de nuestros grandes anhelos era tener una capilla: un espacio de encuentro con el Señor en el corazón de nuestra casa, donde poder alimentarnos espiritualmente y sostener la misión que realizamos cada día.
Así comenzamos a explorar la zona hasta encontrar un lugar adecuado para nuestra comunidad. Compartimos este sueño con nuestros amigos y bienhechores, invitándolos a formar parte del proyecto. Hoy, con mucha alegría, podemos anunciar que —gracias al apoyo de más de 100 donantes generosos de distintas partes del mundo— este sueño se ha hecho realidad: finalmente hemos recibido las llaves de nuestra casa.
Nos emociona compartirles que esta Domus Mariae tiene una vista conmovedora sobre el Lago de Galilea.
Ahora estamos dando el siguiente paso, adaptando el edificio a las necesidades de la comunidad. Algunas áreas requieren reparaciones, especialmente en lo que se refiere a plomería, electricidad y pintura. Pero lo que más ilusión nos hace es preparar nuestra Capilla, para que el Señor esté siempre presente entre nosotras y en el centro de nuestra vida comunitaria y apostólica.
Estamos profundamente agradecidas con todos los que nos han apoyado y siguen ayudándonos en esta etapa para poder concluir el proyecto. Ustedes, sus familias y sus intenciones están en nuestras oraciones.
Esperamos con ilusión el día en que podamos recibirlos en nuestra casa.
Que Dios los bendiga y les recompense al ciento por uno.