Anunciar el amor de Cristo como un camino de sanación es la misión que sostiene a esta consagrada del Regnum Christi desde hace más de cuatro décadas. A través de iniciativas como Amor Seguro o Restáurame, entre otros, Luz Teresa Miranda acompaña a personas que buscan reconciliarse con su historia, restaurar su capacidad de amar y descubrir su identidad como hijos de Dios.
Una pregunta que se volvió misión
Su apostolado comenzó con una pregunta que no ha dejado de resonar desde su adolescencia: ¿Cómo hablar del amor de Dios a quienes más lo necesitan? Aquella inquietud nació mientras estudiaba en una escuela pública del norte de Nueva York, donde se popularizaba el consumo de alcohol y drogas, y reinaba un ambiente de confusión general.
En ese contexto, las palabras de san Pablo: “¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído?” se revelaron como la clave que iluminaría su vida consagrada. Más de cuarenta años después, esa pregunta sigue siendo el motor de su vocación.
Formación académica: un camino al corazón
Sus estudios fueron un cauce para responder con responsabilidad y sensibilidad a las heridas del corazón humano. Se ha formado en Universidad Anáhuac, en Educación y Desarrollo; en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, en Ciencias Religiosas; y en el Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, en Ciencias de la Familia. Además, ha profundizado en logoterapia, neuroética, coaching personal y ejecutivo, acompañamiento en duelo y antropología personalista.
Querer comprender en profundidad quién es el ser humano, qué lo hiere, qué lo mueve y cómo ayudarle a experimentar el amor de Dios que sana, ha sido una constante en su trayectoria. Por eso, afirma:
“Ante esta inquietud mis estudios se han visto dirigidos, por un lado, hacia la Sagrada Escritura, Teología, vida espiritual, la experiencia de los Santos, pastoral; y por otro, Psicología, Coaching, Pedagogía, Comunicación, Ciencias de la Familia o Ideología de Género.” Esta preparación le permitió diseñar programas de formación integral en colegios de México, Monterrey y Roma, con una visión que integra Pedagogía, Psicología y Espiritualidad.
Teología del Cuerpo: un lenguaje de sanación
En la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II encontró un lenguaje claro y esperanzador que responde a la pregunta más honda del corazón humano: qué significa amar y ser amado verdaderamente. La frase “El hombre no puede vivir sin amor…”, tomada de la encíclica Redemptor Hominis, la ayudó a abrazar la certeza de que el amor auténtico y fiel es una necesidad inscrita en la naturaleza humana.
Este descubrimiento fue decisivo durante su estancia en Chile, donde impartía cursos sobre “Formación para el amor” (1989-95) mientras estudiaba las catequesis de Juan Pablo II a través de la edición impresa de L’Osservatore Romano. “Las catequesis fueron fuente de comprensión profunda sobre el llamado tan grande que desde la creación tenemos a la comunión con Dios y el maravilloso misterio del amor humano y del matrimonio”, afirma. Posteriormente, su especialización se consolidó en el Theology of the Body Institute de Filadelfia con Christopher West y Janet Smith, donde completó un programa de estudios avanzados.
Durante esta época salieron a la luz nuevos detalles sobre el episodio más doloroso de la vida del Regnum Christi. Fue entonces cuando Dios reforzó el llamado de Luz Teresa: “Si nosotros habíamos vivido el dolor de tanto desamor y mentira, cobraba sentido que Él quisiera que nuestra misión consistiera en seguir creyendo que el amor redentor de Jesucristo sana las más grandes heridas. Resonó en mí aquella frase: de la herida nace el don”.
Amor Seguro y Restáurame: proyectos que acompañan
En el transcurso de estos años cobraron gran relevancia dos apostolados:
El primero, Amor Seguro, nació mientras profundizaba en la Teología del Cuerpo y compartía su riqueza con familias y jóvenes. Este apostolado tiene por misión acercar el mensaje de las catequesis en un lenguaje pastoral, y muestra que la vocación al Amor es un llamado inscrito en cada persona. Según relata, “las gracias recibidas a muchos jóvenes y familias fueron muy grandes.” Este contexto la llevó a escribir la tesina “La pastoral del corazón y el corazón de la pastoral”, integrando la antropología personalista con la experiencia cotidiana de acompañar.
Más adelante, su encuentro con el John Paul II Healing Center en Tallahassee y la formación con el Dr. Bob Schuchts reforzaron su convicción de que “el Amor sana todas las heridas.” De este camino nació Restáurame, un espacio que ofrece retiros y acompañamiento a quienes, estén cerca o lejos de la fe, anhelan experimentar la misericordia que restaura.
En talleres, retiros y conferencias, ha acompañado a jóvenes, matrimonios y familias en México, Roma, Medjugorje, Chile y otros países. Y en cada uno de estos encuentros puede volver a recordar que “el Espíritu Santo derrama el amor sanador de Jesús sobre todo el que se acerca con sed a Él.”
Una misión que no se detiene
A lo largo de cuatro décadas, Luz Teresa Miranda ha asumido tareas de docencia, dirección de colegios, formación de consagradas y acompañamiento espiritual. Fue miembro del gobierno territorial del Regnum Christi en Monterrey, colaboró con la Oficina Central de la Red de Colegios Semper Altius, y sigue implicada en programas de formación y sanación.
Actualmente continúa profundizando en cursos sobre género, sexualidad y educación en la Universidad Francisco de Vitoria, así como en programas sobre sanación interior en el Ateneo Regina Apostolorum.
Hoy permanece convencida de que ninguna herida es definitiva cuando se abre el corazón a la gracia de Dios. A la luz de Gaudium et Spes: Cristo revela el hombre al propio hombre.
Luz Teresa Miranda
Consagrada del Regnum Christi. Acompaña procesos de sanación y formación afectiva.
Con más de 44 años de vida consagrada, combina docencia, espiritualidad y pedagogía para ayudar a otros a encontrarse con el amor que transforma: Cristo.