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Soñar Despierto y Juventud Misionera Medellín se unen para dejar un legado de servicio y esperanza

La comunidad de Mesopotamia, Colombia, ha recibido a Juventud Misionera Medellín con calidez y entusiasmo durante los últimos dos años. Ante la posibilidad de trasladar las misiones a un nuevo destino, surgió un proyecto especial que transformó una simple idea de agradecimiento en una oportunidad para renovar un espacio de cuidado infantil y crear un legado de servicio y esperanza. Además, esta iniciativa unió los esfuerzos de Vagones de Sonrisas (programa de Soñar Despierto) y Juventud Misionera Medellín fortaleciendo su compromiso compartido con la comunidad. El objetivo: renovar una guardería para proporcionar a los pequeños y sus familias un espacio acogedor y renovado.

Un equipo unido por el cambio

Durante cuatro intensos días, del 1 al 4 de noviembre, un equipo de 50 personas trabajó incansablemente en la reforma de la guardería. Entre ellos se encontraban 20 voluntarios de Vagones de Sonrisas, 20 misioneros de Juventud Misionera Medellín y un equipo de apoyo de Legionarios de Cristo, Consagradas y colaboradoras del Regnum Christi. Este proyecto demandó no solo horas de trabajo, sino una planificación exhaustiva, una logística compleja y una inversión de recursos; además del esfuerzo físico de quienes se encargaron de lijar, estucar y pintar.

La experiencia de una colaboración inédita

Andrea Salazar, una de las voluntarias, expresa con emoción la experiencia de trabajar en esta actividad. «Me pareció espectacular ver la unión de dos apostolados tan diferentes, fue súper bonito verlos trabajando juntos, combinando la magia de Soñar Despierto y la espiritualidad de misiones» recuerda Andrea, destacando el esfuerzo en diseño, materiales, tiempo y recursos financieros que hizo posible este sueño.

Voluntarios en medio de la jornada de trabajo

Un cambio profundo en la comunidad

El resultado fue más que visible en las reacciones de la comunidad y, en especial, de los niños, quienes recibieron con asombro y alegría el renovado espacio de su guardería. «Siento que creamos un cambio demasiado grande en la vida de cada uno de ellos» expresa Andrea, subrayando el impacto de la misión no solo en el entorno físico, sino también en el espíritu de los pequeños y sus familias.

Este proyecto es una muestra de lo que se puede lograr cuando diferentes apostolados unen fuerzas para servir a una causa común. En un cierre significativo de las misiones en Mesopotamia, Vagones de Sonrisas y Juventud Misionera Medellín demostraron que con fe, dedicación y trabajo en equipo, es posible transformar una comunidad y, sobre todo, dejar una huella imborrable en sus corazones.

50 voluntarios que hicieron parte del proceso de remodelación de una guardería en Mesopotamia – Antioquia.

Este artículo fue publicado originalmente por Regnum Christi Colombia-Venezuela.