En una conversación reveladora, Elena Olazábal nos comparte cómo es un día típico en su vida consagrada, lleno de oración, acompañamiento y momentos de alegría. Es directora de sección de adultos en la zona de Pilar, aunque bromea diciendo que no hay días típicos, describe cómo comienza cada jornada: “Después de un buen café, una horita de oración en la capilla de mi casa, frente al Santísimo, generalmente contemplando a Jesús en el Evangelio que la Liturgia me regale”.
Su trabajo en Pilar es diverso y enriquecedor. “Varios días a la semana me voy a la zona de Pilar, donde estoy asignada. Ahí voy alternando entre acompañamiento espiritual, reuniones de seguimiento de apostolados, preparación de retiros y talleres de formación, y también presencia entre los profesores y papás del colegio”.
Las noches suelen ser un momento de comunidad. “Suelo regresar a casa para cenar con la comunidad, si es que no tengo ninguna actividad en la noche con matrimonios. Para luego terminar el día con un rato de oración frente al Santísimo e ir a descansar”. A pesar de su apretada agenda, Elena encuentra tiempo para relajarse: “Entre medio, hay retiros, actividades formativas, encuentros matrimoniales, etc. Es bastante variado. No suele faltar un partido de pádel a la semana”.
Cuando las cosas no van como espera, Elena tiene sus formas de encontrar paz. “Jesús suele calmarme y darme perspectiva de las dificultades normales de la vida. Así que acudo a Él para que me ayude a ver mejor las cosas. Y si no se pueden solucionar, al menos compartirlas con Él”. Además, disfruta de actividades que la despejan: “Me ayuda mucho jugar al pádel, tomar una siesta y, sobre todo, una buena conversación relajada tomando un café con alguna o algunas amigas. ¡Me encanta estar con gente!”.
La clave para un buen día, según Elena, es simple pero profunda: “empezar rezando bien. ¡Me ayuda tanto! Porque Él me recuerda para qué estoy hecha, me pone en sintonía de entrega, me da sentido a todo lo que hago”.
Elena también revela su pasión por su labor: “Me encanta lo que hago. Quizá lo que más disfruto es el acompañamiento espiritual y poder compartir a Cristo a través de un retiro, un taller, o una buena conversación. Ayudar a que la gente encuentre la felicidad y plenitud que a mí Jesús me regaló cuando lo conocí”.
A través de sus palabras, Elena Olazábal nos inspira a encontrar la alegría y el sentido en nuestro propio caminar, recordándonos la importancia de la oración y la comunidad en cada día. Un día típico en mi vida: no sé si hay días típicos, porque hay mucha actividad que me desordena mi orden ideal.
Este artículo fue publicado originalmente por Regnum Christi Argentina.