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«Me llamó a vivir mi vida como un Domingo de Pascua». Triduos Sacros para mujeres en Bogotá y Medellín.

Del 16 al 20 de abril, en Medellín y Bogotá (Colombia), dos grupos de mujeres jóvenes se regalaron una experiencia distinta: detenerse para vivir el Triduo Sacro como un verdadero camino interior en medio del silencio. Fue una Semana Santa sin distracciones ni afán, marcada por el deseo profundo de acompañar a Jesús en su pasión, muerte y resurrección, no como espectadoras externas, sino desde dentro, desde el corazón.

En Medellín, 18 mujeres participaron de este retiro espiritual guiado por el P. Abel Rangel, LC, y la consagrada Irene Alemany. En Bogotá, fueron 16 jóvenes acompañadas por la consagrada Lizzy Dueñas. En ambos espacios se vivió una Semana Santa diferente, íntima, profundamente transformadora. Porque otra mirada de la Semana Santa son precisamente los Triduos: tiempos privilegiados para encontrarse con Cristo, abrirse al misterio pascual y dejarse renovar por Él. 

Un espacio sagrado donde todo habla de Dios 

«Lo que más me marcó fue estar con y para Cristo en profundo entendimiento», comparte Mariantonia Castillo, participante en Medellín. «Vivir la Semana Santa completamente entendida, desde lo que se hacía hasta lo que sentía Cristo, fue demasiado conmovedor y sanador. El Triduo me dio mucho de lo que yo le pedí, pero, sobre todo, me regaló aquello que Él sabía que necesitaba sentir y comprender» complemento Mariantonia. 

Desde Bogotá, Manuela Salazar compartió: « El Triduo, para mí, fue estar con Dios, acompañarlo en su pasión, no intentando responder todas mis preguntas, sino más bien teniendo la certeza de que Jesús me ama y de que es Él quien me ha dado todo y me seguirá dando todo. En este encuentro, también me llamó a vivir mi vida como un Domingo de Pascua, con la esperanza que nace de su amor y de su victoria sobre todo dolor» 

Una experiencia que transforma desde dentro 

Más que un triduo, fue un encuentro. Con Jesús, sí, pero también consigo mismas. «Me quedo con el reconocerme hija amada de Dios», expresa Maria Valentina Velásquez. «Porque conocí un amor que no defrauda, con una paciencia infinita y una profunda libertad. Entendiendo que siempre se va a hacer su voluntad, y solo es necesario confiar». 

Entre momentos de mística, caminatas en silencio, confesiones y adoraciones, las jóvenes redescubrieron que la vida cristiana es un encuentro vivo con un Dios que ama, espera y transforma. Como también decía Valentina: «Me quedo con el seguir disfrutando del presente, contemplando la grandeza de todas las bendiciones que Dios nos regala día a día». 

Una Pascua que nos lanza a la misión 

Los Triduos de Bogotá y Medellín fueron dos caminos paralelos que desembocaron en la misma verdad: Cristo vive, y su amor sigue transformando corazones dispuestos. Una Pascua vivida no solo desde la liturgia, sino desde la intimidad del alma. 

Este artículo fue publicado originalmente por Regnum Christi Colombia-Venezuela.