“Ser esposa de Cristo es una realidad divina, la expresión de todo un misterio de semejanza y de unión, de amor dado y recibido, de identidad, de fidelidad, de entrega absoluta. Ser esposa es entregarse como Él se entregó, para ser toda suya”.
Con estas palabras inició la Celebración Eucarística en la que Mélida Valenzuela, consagrada del Regnum Christi, emitió sus votos definitivos. La conciencia de haber sido llamada por Dios a vivir un estilo de vida como el de Cristo casto, pobre y obediente, llevó a esta joven de 35 años a entregar su vida a Dios de manera definitiva.
El día que la providencia divina le tenía preparado para sus votos definitivos fue la solemnidad de Pentecostés. La presencia del Espíritu se sintió con especial unción. Las oraciones, las lecturas y especialmente la secuencia cantada hicieron a todos los presentes percibir al Espíritu Santo e invocar su acción en favor de Mélida.
“Preséntese quien va a hacer la emisión de votos definitivos” así inició el rito de la emisión de votos definitivos. A lo que, con fuerza, seguridad y compromiso Mélida respondió: “Aquí estoy Señor, ¡Tú me has llamado!”. Todos los presentes fueron testigos del gran acto de generosidad de alguien que, consciente de su pequeñez y a la vez segura de la gracia de Dios, quiere responder al llamado recibido. A ejemplo de las vocaciones de los relatos bíblicos, una vez más, Mélida respondió a Dios quien sigue llamando a hombre y mujeres a seguirle más de cerca a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia.
La imagen del árbol de la vida sirvió al predicador de la homilía para hablar de la consagración de Mélida y de su vida fecunda. Mencionó el árbol de la vida que se encuentra al centro del jardín del Edén en el relato del Génesis símbolo de la comunión con Dios: “En el centro del paraíso está la comunión con Dios” P. Ignacio José Gonzáles L.C.. Así invitó a Mélida a vivir esta íntima comunión con Dios.
Y mencionó también el árbol de la vida que se encuentra en el libro del Apocalipsis. Este árbol da fruto dos veces al mes, es decir, engendra vida. Recordó a Melida y a los presentes que su consagración tiene razón de ser para servir a la Iglesia y al hombre. Que su vida será fecunda como ese árbol de la vida.
El emotivo rito de emisión de votos definitivos se llevó a cabo con profunda devoción. Se le preguntó si quería vivir el estilo de vida que Cristo y su madre María habían asumido en su vida terrena y se escuchó con fuerza el “quiero” de Mélida después de cada invitación. De rodillas y con profunda oración todos los presentes suplicaron la protección e intercesión de los santos por Mélida. Finalmente, Melida emitió los votos que hace varios años había ya emitido pero esta vez de manera definitiva.
Para sellar la unión entre Mélida y Cristo su Esposo y como símbolo de su compromiso mutuo, Mélida recibió un anillo. Al entregar el anillo, Perla González vicaria territorial dijo las siguientes palabras: “Que él (anillo) sea prenda de tu unión definitiva con el Señor y de tu posesión del Reino de Cristo”. Al terminar el rito el sacerdote realizó una oración con sus brazos extendidos implorando dones divinos para ella.
La Celebración Eucarística continuó con el ofertorio en el que Mélida llevó su propia hostia al altar representando su propia entrega y antes de darla al sacerdote la besó como gesto de su amor a Cristo. En el momento de la comunión recibió el cuerpo y la sangre de su Señor momento de íntima unión con Él. En la acción de gracias se leyó un bello texto escrito por Mélida en el que expresaba su deseo de ser de Él para siempre.
Con una hermosa muestra de cariño Mélida pidió la intercesión y protección de su madre María entregándole un ramo de flores. Fue acompañada por toda su comunidad de consagradas. El último gesto de la ceremonia fue la firma del acta de emisión de votos la cual la realizó sobre el altar. De esta manera con su firma, símbolo de su entrega, realizada sobre el altar, símbolo de la entrega de Cristo finalizó la sentida ceremonia de emisión de votos definitivos. Esta fue realizada en la capilla de San Fernando el 28 de mayo de 2023.