Pilar Montiel, consagrada del Regnum Christi, directora del ECYD y directora local del Regnum Christi en Sevilla, ha dirigido el apostolado Canta y Baila, que este año ha batido récords de participación con 652 niñas inscritas. En esta conversación con Regnum Chrisit España, Pilar destaca el impacto de este proyecto en la formación espiritual y personal de las adolescentes, así como en su capacidad para ser “sal de la tierra y luz del mundo” no solo durante el evento, sino en su vida diaria. A lo largo de los meses de preparación se ven “corazones que rebosan de felicidad, miradas llenas de ilusión al ver a los más necesitados y reflexiones sobre lo que Dios les da a cada una”. Y ella es testigo.
“Sois sal de la tierra y luz del mundo” ha sido el lema de este Canta y Baila. ¿Por qué?
Cada año la elección del lema busca responder a la realidad o necesidad de las niñas que participan en el ECYD. Con “Ser sal de la tierra y luz del mundo” queríamos invitar a las niñas a que se atrevan a serlo no solo en los grandes apostolados, o el día que participan en el ECYD, sino sobre todo en su día a día, con sus amigas y sus no tan amigas, y en la familia. Que se vieran con la fuerza e ilusión de querer transformar el mundo con la certeza de ser un pequeño grano de sal, pero que puede transformar el sabor de la vida de otro.
Con 652 niñas participando en 36 equipos en esta edición de 2024, ¿cómo se organiza el evento para asegurar una experiencia enriquecedora para todas?
El Canta y Baila sigue la misma metodología que el ECYD buscando tener presentes durante los tres meses de preparación todos los elementos propios del ECYD. Se forman los equipos con una monitora y una madre encargada al frente, se les da una formación para que puedan vivir bien su misión durante los meses previos, y todos hacen apostolado.
Sin el apostolado, el Canta y Baila no tendría sentido. Este consiste en un momento de adoración y después salir al lugar que cada equipo ha adoptado: una fundación, un convento, etc.
Por otro lado deben escribir la letra de la canción inspirándose en el lema del Canta y Baila, lo cual ayuda a que las niñas profundicen en el tema . A ello se suma la grabación de la canción, lo cual les implica trabajo en equipo, al igual que los ensayos, que son una gran oportunidad para que las niñas crezcan en el trabajo en equipo, paciencia, crezcan en virtudes y caridad.
El ECYD es el organizador de esta actividad, ¿cómo viven esto niñas de otros carismas y colegios?
El gran regalo del Canta y Baila es poder compartir el don del ECYD con otras niñas, ya que los tres meses de preparación están permeados de los elementos del ECYD, como decíamos. Sin duda, lo más bonito no solo es el día del concurso, sino lo que sucede cuando las niñas dejan de ensayar para poder ir a su apostolado. Ahí hay corazones que rebosan de felicidad, miradas llenas de ilusión al ver a los más necesitados y reflexiones sobre lo que Dios les da a cada una.
El Canta y Baila es una forma de acercar a las niñas, a las madres y a las monitoras a Jesús. ¿Puedes compartir alguna historia o testimonio que hayas podido ver?
Una de madres. Un equipo del Canta y Baila que adoptó a la Fundación Altius, fue acompañado por la madre encargada y dos madres más. Después de la experiencia que tuvieron en esa tarde de apostolado con las niñas, decidieron ser voluntarias en Altius, para poder continuar apoyando.
Los verdaderos milagros ocurren en el camino. Uno de los más grandes, el día que organizamos el apostolado y vimos a 300 niñas rezando ante el Santísimo. O cuando las niñas aceptan en su equipo a la niña que no baila muy bien, y lo hacen por querer ser sal y luz…