Su vida siempre ha estado cercana al Regnum Christi. Montse, nacida en Ciudad de México, estudió en un colegio del Regnum Christi, fue niña NET, chica del ECYD y joven del del Regnum Christi hasta llegar al Centro Estudiantil, donde muchas chicas estudian sus últimos años escolares mientras disciernen una posible vocación a la vida consagrada. Un acompañamiento de toda la familia Regnum Christi que tuvo un momento especial cuando un gran amigo suyo, laico consagrado, como nos cuenta ella misma, le animó “ir a fondo en la pregunta sobre lo que el Señor quería para mí”. Ahora ella ha acabado tres años de prácticas apostólicas en Highlands Los Fresnos, en la sección de Ronda y en el ECYD, y a partir del próximo curso, después de sus votos definitivos, retomará sus estudios de Teología.
¿Cómo conociste a Jesús? ¿Y al Regnum Christi?
Cómo conocí a Jesús, es una pregunta muy difícil, pues en verdad no lo recuerdo. Jesús para mí era y es el amigo que siempre ha estado, obviamente, con los años, esta relación ha crecido, madurado y se ha ido haciendo más profunda. Pero un inicio es difícil para mí definirlo. Evidentemente, esto tiene que ver con el don de haber nacido en una familia cristiana y unos padres que desde el inicio se han ocupado de mi formación en la fe. De hecho es así como conozco el Regnum Christi. Cuando estaba en el último año de infantil, mis padres decidieron cambiarnos de colegio y entré a un colegio del Regnum Christi en México. Ahí entré a Net, unos años después nos mudamos a Cuernavaca (una ciudad a lado de Ciudad de México) donde estudié en el Cumbres y formé parte del ECYD. Durante esos años en los que mi relación con Jesús crecía también mi familia empezó a formar parte del Regnum Christi. Realmente el movimiento ha sido un camino de encuentro con el Señor para mí y toda mi familia.
Jesús para mí era y es el amigo que siempre ha estado, obviamente, con los años, esta relación ha crecido, madurado y se ha ido haciendo más profunda.
Recientemente hiciste un cursillo preparatorio para la emisión de tus votos definitivos. ¿Cómo te sentiste en ese período? ¿Cristo sigue sorprendiéndote en esta carrera de fondo?
La verdad es que los últimos meses de preparación fueron muy intensos en distintos aspectos, así que yo creo que ese tiempo en Roma me sirvió como un alto. Como un tiempo de hacer acopio, o más evangélicamente dicho, de darle vueltas en el corazón a lo vivido y dejar que el Señor siga hablando y preparando lo que viene. Sin duda, Él siempre consigue sorprenderme y supera cualquier cosa que yo me pueda imaginar.
Fue un regalo poder volver a compartir con hermanas con las que he vivido tanto y poder ver la obra de Dios en ellas y también darme cuenta de lo mucho que Él hace en tan poco tiempo.
¿Recuerdas cómo fue tu ‘sí’ al Señor?
Yo creo que más que un solo “sí” al Señor han sido muchos síes a lo largo del tiempo. Pequeños “sí” que van construyendo la vida. Mi camino no ha sido que de la noche a la mañana Él me llamara a ser consagrada, mi vocación ha sido y sigue siendo un proceso de profundización en ese “sí” definitivo. Todo inició con la preguntas: “¿Cuál es mi misión en la vida? ¿Por y para qué existo? ¿Para qué me ha creado Dios?”. Esto me llevó a preguntárselo a Él mismo y así ir viendo no solo mi plan y lo que yo quería sino también lo que Él quería de mí y para mí.
Ese vivir abierta a lo que el Señor me pudiese pedir, me fue y me sigue llevando a dar pequeños “síes” en el día a día. Un momento importante fue el “sí” a empezar mi camino de discernimiento e irme a lo que entonces era el Centro Estudiantil, que era terminar los últimos años del colegio a vivir con las consagradas y con otras niñas que experimentaban también una posible llamada a la Vida Consagrada en el Regnum Christi. Estuve ahí dos años, fue un tiempo privilegiado para crecer en amistad con el Señor y preguntarle lo que quería de mí. El siguiente “gran sí” fue el de entrar al candidatado. Ese momento fue un poco más difícil pues me implicaba desprenderme de planes, proyectos y deseos personales. Sin embargo, poco a poco, fui descubriendo que el querer del Señor era también el mío y que el anhelo que había en mi corazón era ser todo de Él. Así que la respuesta de aquel momento sigue siendo la respuesta de hoy, decirle a Jesús que sí quiero ser toda suya y escuchar cómo Él también me dice que me quiere toda suya para que Él sea todo mío.
Y tu familia, ¿cómo reaccionó?
Pues justo en ese primer momento de salir de casa a los 17 años, digamos, que no fue fácil para nadie, ni para mí dejarlos a ellos. Pero mi familia siempre me ha apoyado por más difícil que para ellos fuese. Ellos siempre que dicen que sí me hacen feliz. La verdad es que sin el apoyo de mi familia, para mí habría sido muy difícil vivir esto, así que veo la mano de Dios, que así como ha ido mostrándome a mí el camino, también a ellos los ha ido acompañado y lo seguirá haciendo.
Doy gracias al Señor por llamarme a vivir mi vocación con ellas y a su lado.
¿Cómo te ves desde que dijiste que sí a Dios hasta ahora que emitiste tus votos definitivos? ¿Qué es lo que ha cambiado en tu vida?
Creo que una cosa que es evidente: el crecimiento humano y natural no es lo mismo tener 17 o 19 años (la edad con la que entré al candidatado) a tener 27. Ese aspecto me sorprende mucho, son años de mucho conocimiento personal, de adquirir madurez, de crecer en todos los ámbitos y de vivir cosas que con la edad se empiezan a experimentar. Pero en ello es aún más grande ver la acción de Dios en mí en estos años. Eso no me deja de sorprender, desde su paciencia conmigo, su cuidado, pero ante todo su presencia constante. Realmente agradezco todo este camino de su mano y me hace mucha ilusión seguir caminando.
Más que un cambio diría que todo se ha hecho más profundo. La experiencia con el Señor, la invitación a seguirle, el realismo del seguimiento. Eso sí podría decir que es un cambio. Que, aunque mi tendencia es a idealizar las cosas en estos años, he aprendido a ver la realidad de la vida como es, acogerla y encontrar en ella una oportunidad para seguir respondiendo al Señor y seguirlo eligiendo a Él antes que a mí misma. Y al mismo tiempo descubrir que, cuando lo escojo Él, me hace ser más yo misma, más plena… Por eso diría que hoy soy más Montse y más de Jesús en la realidad de la vida.
¿Y qué papel juega la familia Regnum Christi -legionarios, consagradas, laicos consagrados y laicos- en tu experiencia vocacional hasta emitir tus votos definitivos?
Un papel muy importante. El Regnum Christi con todas sus realidades son clave en mi vocación. Volviendo a mis años en Cuernavaca, aunque conocía a las consagradas, no tenía mayor trato con ellas, pues los únicos que estaban en el colegio eran los legionarios. A ellos les agradezco muchas cosas, y entre ellas el acompañar a mi familia en una vivencia más profunda de la fe. La verdad es que el trato con ellos siempre ha sido muy natural y cercano, venían asiduamente a mi casa a comer o a cenar, y siempre era una alegría recibirlos. Más adelante en mi vocación también han tenido un papel importante. Recuerdo mucho al P. James McKenna, L.C., que fue mi confesor y capellán durante muchos años y estoy segura que desde el cielo me acompaña e intercede por mí. También agradezco mucho al Señor por poner en mi camino a legionarios que, como amigos y hermanos, me acompañan en mi camino y me animan a ser más del Señor.
Por otro lado, los laicos consagrados también han sido una bendición en mi camino. De hecho, al inicio de mi camino, gracias a uno de ellos, decidí ir a fondo en la pregunta sobre lo que el Señor quería para mí. Agradezco de ellos su fraternidad, cercanía y sus detalles. Es un regalo contar con su presencia en mi vida. Sin duda, el Señor me ha salido al encuentro a través de ellos numerosas veces.
Es que Jesús nos llama a un amor exclusivo a Él, que Él sea el centro y el motor de todo lo que somos y hacemos.
Cuando pienso en las consagradas pienso en hermanas, amigas, mujeres que me edifican y son testimonio de una vida entregada al Señor. Doy gracias al Señor por llamarme a vivir mi vocación con ellas y a su lado.
Los laicos son también un don, compañeros de camino con quienes compartimos el paso por esta vida. En estos últimos tres años, agradezco mucho haber podido compartir con jóvenes de la sección. Ha sido un gozo poder contar con personas como ellos con los que se generan vínculos profundos y amistades también enraizadas en el Señor.
Creo que cuando compartimos y nos encontramos entre las distintas vocaciones nos enriquecemos unos a otros. Nuestras vocaciones son complementarias y nos necesitamos unos a otros. Esto me recuerda a lo que dice San Pablo, que somos cuerpo de Cristo, donde cada uno de los miembros es distinto, pero al mismo tiempo irremplazable y fundamental. Jesús es la cabeza a quien todos miramos y quien a través de su Espíritu nos conduce.
¿Qué quiere decir que una consagrada tiene una relación esponsal con Jesús? ¿Qué caracteriza esa relación?
Para mí es el fundamento de nuestra vocación. Es que Jesús nos llama a un amor exclusivo a Él, que Él sea el centro y el motor de todo lo que somos y hacemos. Y que, amándolo a Él, podamos también amar a todos los hombres desde Él. Es ser uno con Cristo.
Tú tienes un talento muy especial, el cantar muy bien, y además formas parte de Kénosis. ¿Puedes compartirnos cómo ves la evangelización desde la música?
Creo que más que un talento es algo que me gusta y que disfruto mucho.
La música tiene un “poder” especial, tiene la capacidad de tocar a toda la persona, por eso creo que en la evangelización de hoy en día es un ministerio esencial. Esta puede llegar a conectar con aquello que hay en el interior del hombre de una forma suave y puede elevarlo a mirar aquello que le trasciende. Muchas veces, las canciones expresan lo que hay en el corazón y ponen palabras a experiencias vividas. Por todo esto creo que hacer música a partir de la oración es un modo en el que otros pueden encontrase también con el Señor y dejarse tocar por Él.
Agradezco mucho al Señor el haber puesto a Kénosis en mi camino y poder formar parte de este proyecto en el Regnum Christi.
Pim, pam, pum
- El pasado: Misericordia
- El presente: Gozo
- El futuro: En manos de Dios
- Votos definitivos: Toda suya
- Comunión: Familia
- Los otros: Regalos
- México: Casa
- Laico: Testimonio
- Legionario de Cristo: Hermanos
- Consagrada: Hermanas
- Laico consagrado: Gracias
- Tu familia: Experiencia del amor de Dios
- Jesús: Conmigo siempre
- Anillo: Alianza
- Misión: Entrega
- Iglesia: Familia
- Sufrimiento: Parte de la vida
- Vida: Camino
- Apostolado: Presencia del Señor
- Una canción: I won’t let go
- Un libro: Él y yo
- Una película: Les Miserables
- Tu color preferido: Rosa
- El número favorito de los Estatutos del Regnum Christi: el 8 y el 9
- Tu número favorito de las Constituciones de las Consagradas del Regnum Christi: El 12 Cristocentrismo y el 13 contemplativa y ardientemente evangelizadora.
- Tu santo favorito: Santa Teresita de Liseaux