Por Silvia Holgado
Más allá de los lugares santos que habitualmente se visitan en una peregrinación (visitas imprescindibles, desde luego, si uno visita Tierra Santa por primera o única vez en la vida), existen lugares bíblicos de una densidad teológica y una belleza natural que merecen, sin duda, un tiempo en nuestro recorrido. Son lugares “fuera de la autopista religiosa”, son carreteras secundarias sin tanto tráfico grupal, o más bien senderos tranquilos por donde caminar sin prisa, donde la Escritura, la naturaleza y el arte, sorprenden al alma buscadora, deseosa de un encuentro inesperado que permita “cerrar los ojos y ver a Dios”. Me propongo en estas líneas y en próximas ocasiones, ofrecerles un acercamiento a algunos de estos senderos, por si alguna vez quieren y pueden salirse del circuito.
Sin dudarlo, uno de esos lugares es Kyriat Yearim y su santuario “Nuestra Señora del Arca de la Alianza”. Emplazado en lo alto de la colina de esta población, cuyo nombre significa en hebreo “ciudad de bosques”, el recinto de la basílica, el monasterio y los jardines, ofrecen al visitante una experiencia que hunde sus raíces en el Antiguo Testamento, hasta llegar al último libro de la Biblia, el Apocalipsis, y nos deja como faro de nuestra fe a la Santísima Virgen María.
En esta colina, reposó el arca de la alianza israelita durante 20 años, hacia los años 1020-1000 aC, antes de que el Rey David la trasladase a Jerusalén (1 Sam 7, 1-2). Las excavaciones arqueológicas realizadas sacaron a la luz restos de una iglesia bizantina de la época de la emperatriz Eudocia (siglo V dC) y hoy en día el visitante contempla el encuentro del antiguo y el nuevo testamento en la persona de María, Nueva Arca de la Alianza (Ap 11, 19 – 12, 2). A Ella está dedicado el santuario, recién restaurado para celebrar su centenario. Innovación y tradición se entremezclan en las creaciones artísticas de la basílica, elevando el espíritu a través de una belleza antigua con formas plásticas nuevas. El recorrido por el moderno arte sacro y su hondo significado en esta iglesia ya merece la visita.
Al salir del templo, la vista sobre las colinas de Judá y Jerusalén al fondo, los olivos y los almendros en flor de los jardines, completan un ambiente de sosiego propicio para dejar huella en nuestro interior, sin necesidad de cámaras o fotos, solo la huella de Dios.