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“El arte es una ventana al alma humana y la persona humana es la obra maestra del Creador”, Mariana Esquer y su pasión por el arte

Dios habla a través de la belleza. Y la belleza apunta siempre hacia el Creador. El arte es una ventana al alma humana y la persona humana es la obra maestra del Creador, su obra más grande y más bella. En el relato de la creación del segundo capítulo del Génesis, se narra como Dios forma al hombre del barro de la tierra, como un artesano que modela su obra maestra y después le insufla su Espíritu de vida. Y en Gn. 1, 27 leemos que Dios crea al hombre a su imagen.

En la Biblia vemos muchas veces que Dios se dirige al hombre a través de imágenes, metáforas y ejemplos para expresar realidades espirituales difíciles de conceptualizar. De cierta manera, Dios también utiliza el arte de la Palabra para expresar de manera concreta las realidades espirituales y hacerlas más cercanas  y comprensibles para el ser humano.

Cuando eran pocos los que sabían leer la manera de transmitir la Palabra De Dios era la imagen, la pintura, la escultura, el arte sacro.

Creo que el arte en sus diferentes formas, afirma Mariana Esquer, consagrada, es una manera de expresar la propia interioridad. Es una manera de transmitir la realidad que vivimos a través de la propia subjetividad; es terapéutico; es canal de expresión. Es una prueba de que el ser humano no es solo materia, de que hay algo más profundo en él, algo espiritual.

Para mi el arte, en especial la pintura, es la expresión de lo que vivo, de lo que pienso y de lo que siento; es el fruto de mi oración y de mi relación con Dios. Es una manera de plasmar la síntesis de mis luces espirituales o la línea de Dios en mi vida. Desde hace varios años, después de mi retiro anual de 8 días suelo hacer una pintura de síntesis que cuelgo en mi cuarto para recordar lo que Dios ha hecho y quiere seguir haciendo en mi vida, cada vez que recibo una imagen o una luz de parte De Dios intento pintarla.

No solo me gusta crear arte, también disfruto mucho ir a museos y contemplar las obras de arte, es como echarte un clavado en la vida del artista. Es intentar comprender el mundo en el que vive, la mentalidad y cultura de su época; la manera como piensa, lo que quiere transmitir y por qué lo quiere transmitir, sus miedos y sus alegrías. Me llama mucho la atención la belleza y la diversidad creativa que puede salir del espíritu humano, que de cierta manera es imagen de la belleza del Creador, pues el ser humano ha sido creado a imagen de su Creador.