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Un don de Dios al servicio de la misión | Gaëtane Auger y su pasión por el arte

Gaëtane Auger es parte de la comunidad de consagradas del Regnum Christi en Atlanta (Estados Unidos). Siempre atraída por el arte, ahora tiene la oportunidad de vivir su pasión compartiéndola en el marco del apostolado “Art and Contemplation”. 

Mi vida para el Señor 

En la rue de Lübeck, cuando cursaba el bachillerato con una amiga, ambas nos matriculamos en los Ateliers de Sèvres. Soñábamos con estudiar en la École des Arts Décoratifs. Ella me describió el estudio del artista bajo los tejados de París, y supe que no era para mí. La llamada a dar mi vida por el Señor y a servir a los demás era más fuerte. Después de consagrarme, durante mis años de formación, incluso regalé mis acuarelas y pinceles. Pero desde mi primera misión en Chile, encontré pequeños trozos de cartón para enviar bocetos de volcanes y escenas pintorescas a mi familia. 

Veinte años después, gracias a una sucesión de acontecimientos, sentí que el Señor me devolvía este don, invitándome a compartirlo y ponerlo al servicio de la misión. 

Tiempos espirituales y pintura 

Cuando acompañaba a mujeres, madres y profesionales, oía a menudo su pesar por no haberse tomado tiempo para pintar y volver a conectar con la fibra artística de su corazón. Algunas llevaban años sin tocar un pincel. Para responder a esta necesidad, quise ofrecer unos momentos especiales asociados a la pintura. Estos talleres de “oración y pintura” fueron tomando forma. En grupos de seis a diez personas, con equipos del Regnum Christi, círculos de amigos o incluso parejas se reúnen en casa de unos y otros. 

La mañana o la tarde se dividen en tres partes: empezamos con un momento de encuentro y de conversación tomando un café/croissant o un aperitivo. A continuación, proponemos una reflexión espiritual vinculada al arte o una lectio divina relacionada con el tiempo litúrgico. Por ejemplo: contemplación del Buen Pastor, “paisajes del alma”, la confianza y el Sagrado Corazón, el arte del Kintsugi, etc. Invito al grupo a cerrar los ojos e intentar imaginar la escena o el paisaje. Por último, ¡llega el momento de coger los pinceles! He elegido la acuarela, que es mi técnica favorita por sus colores vivos pero suaves, su transparencia y su luz. Empiezo con una demostración, explicando algunas reglas y trucos, y luego propongo algunos modelos, dejando a cada uno total libertad creativa. 

“No sólo nos enseñaste técnicas de pintura muy interesantes, sino que también te tomaste el tiempo de nutrirnos espiritualmente. Me gustó mucho la meditación que compartiste con nosotros sobre el arte de la contemplación. Otra imagen que me impactó fue la del paisaje de mi alma. Me encanta la forma en que estas discusiones están vinculadas a la experiencia de pintar”, comenta Denise, una de las participantes.

Desarrollar una oración más contemplativa 

No me considero una profesora de arte, no es una clase de pintura, es una experiencia compartida que ofrece la oportunidad de asentarse en este mundo tan acelerado. Como mujeres, no nos damos permiso para parar. Experimentarlo con otras nos ayuda a tomarnos nuestro tiempo. Me gusta observar las primeras pinceladas tímidas sobre la página en blanco y, poco a poco, llega la inspiración, las conversaciones se detienen, sólo se oye la música, la concentración es densa. Al final de la sesión, te sorprende lo que has sido capaz de crear y te sientes más ligera. Tu mente se ha vaciado de preocupaciones. La vida se vuelve más colorida.    

Estoy convencida de que dedicar tiempo a contemplar una exposición de arte o a pintar nos ayuda a desarrollar una oración más contemplativa, a ir más despacio, a mirar y volver a mirar… Nos permite reconectar con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Este es el objetivo del apostolado “Arte y contemplación”: ayudar a las personas a desarrollar esta mirada contemplativa y poder descubrir la presencia de Dios en la belleza de la naturaleza, de las personas y de las circunstancias, sean cuales sean. Para maravillarse de nuevo, para tomarse el tiempo de saborear la hermosa luz al final del día, la belleza de una sonrisa o un momento de amistad compartida. 

Instrumento del Espíritu creador 

En una cultura que no está preparada para recibir la verdad, los corazones aún se dejan tocar por la belleza (en minúscula), que es una puerta a la Belleza (con B mayúscula): Dios mismo. Me impresionó ver a una mujer conmovida hasta las lágrimas por una sencilla acuarela del Niño Jesús y el Cordero que yo había pintado para una tarjeta de Navidad. Fue una confirmación de que el Señor quería tocar los corazones a través de mi pintura. Invoco al Espíritu creador mientras pinto, pidiéndole que sea Su instrumento. Es una experiencia de co-creación. 

La creación más importante es la que Dios, el Artista divino, hace en el alma de cada persona. En la oración contemplativa, exponemos nuestra alma, como un lienzo en blanco, y le dejamos libertad para que cree su obra en nosotros.   

Gaëtane Auger es consagrada del Regnum Christi desde 2002. Después de su formación en Madrid y misiones en Chile, París y Suiza, actualmente está en Atlanta desde 2017, donde es animadora comunitaria y coordinadora de pastoral familiar en el colegio del Regnum Christi, Pinecrest Academy. En 2021, lanzó el apostolado de “Arte y Contemplación” para evangelizar a través del arte. 

 

[Este artículo fue originalmente publicado en francés, en la revista Christophoros]